miércoles, 26 de enero de 2011

A ese tío se le iba la olla... Camille recordaba que una noche, puesto que ella siempre regresaba a casa en plena noche, lo había sorprendido en el vestíbulo, en pijama, calzado con botas de caza, con un paquete de croquetas en la mano. Parecía muy nervioso, y le preguntó si no había visto un gato por ahí. Camille le contestó que no, y dio unos pasos con él por el patio, en busca del animal perdido. "¿Cómo es?", le preguntó. "Desgraciadamente, lo ignoro..." "¿No sabe cómo es su gato?" Él se quedo muy quieto: "¿Y por qué habría de saberlo? ¡Si yo nunca he tenido gato!" Camille estaba agotada y lo dejó ahí plantado, sacudiendo la cabeza. Decididamente, ese tío era demasiado flipante.

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