jueves, 13 de enero de 2011

El equilibrio de los tiburones

Lloraba encima de su cama, y ella me miraba. "¿Qué te ha pasado, mamá?", preguntaba. Y yo: "Nada, ahora se me pasa. He perdido el equilibrio". Entonces Sofia se acercó de puntillas: "¿Mamá? ¿Cómo es un equilibrio? Así te lo dibujo y lo tienes otra vez". Me eché a reír. Reía y lloraba al mismo tiempo. La abracé y le cubrí la cara de besos. "Es un pez -le respondí- un pez que nada recto".

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