Por eso dime ahora que me tienes, que me quieres,
le dijo la madre al hijo en un abrazo de romperse,
si fueran de cristal en mil pedazos pequeñitos
Tantos años. Tenía que vivir, estaba escrito.
Como esa luna que, sobrevive al día en esta aldea, que pasea presumida pa que algún chalao la vea fuera de su sitio así es como se sentía ella, sin su fondo azul marino y sin el brillo de su estrella... Aquella tarde, se acostó antes que de costumbre, no escuchó el teléfono ni el timbre soñaba con ser libre y con tener un corazón pa que le roben, soñaba que no crecía y para siempre seria joven.
Por mas gallos que cantaran
la tristeza le abrazaba.
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